Desde sus inicios, la tradición musical gestada en Europa se configuró de tal manera que excluyó completamente al género femenino. En el siglo XVIII, era raro que las mujeres estudiaran en conservatorios o academias, pues estaban destinadas a desarrollarse en el espacio privado. Las pocas mujeres que intentaron componer no alcanzaron el reconocimiento que merecían.
Hoy en día, todavía puede verse que, a pesar de la integración de mujeres a la academia, sigue existiendo la dominación masculina. A raíz de esta situación, muy palpable aún en muchos países, en Perú durante el 2020 surge RETAMA, un colectivo de compositoras que busca crear nuevos espacios para la expresión y expansión del arte creado por mujeres.
En Primera Página pudimos charlar un poco más de su trabajo con dos de sus integrantes: Claudia Sofía Alvarez, egresada de la carrera de composición de la Universidad Nacional de Música, y Pía Alvarado, egresada de la Facultad de Artes Escénicas en la Pontificia Universidad Católica.
La iniciativa, comenta Pía, partió de la necesidad de agruparse entre compositoras. Durante su formación, ella veía que en los salones de clase la mayoría eran hombres: “No conocíamos a muchas otras chicas que se dedicaran a lo mismo, pero sabíamos que existían”. Con el tiempo, y después de saber de la presencia de otros colectivos, a Claudia y a Isabel Otoya se les ocurrió buscar a las compositoras de su alrededor. “Era parte de una responsabilidad. No había una colectiva así en Perú, era algo que se tenía que hacer”, comenta Claudia.
Así, en agosto del 2020 publicaron un proyecto inicial titulado Figuras, en el cual participaron once compositoras, once bailarinas, y diez instrumentistas. En esta obra se da el encuentro entre la danza y la música, un diálogo entre lo corporal y lo intangible con el que se pretende crear imágenes o “miniaturas” para representar a diosas de diferentes épocas, geografías y culturas.
Del pasado al presente
Las compositoras cuentan que uno de los factores más influyentes en la manera de crear este conjunto de piezas fue la pandemia. En un contexto donde la forma de vivir había cambiado, era necesario repensar cómo iban a presentar su arte a un público acostumbrado a una pantalla. Si bien en un principio se pensó en crear composiciones sólo para instrumentos, las circunstancias provocaron que se pensaran como videoarte. “Por esta necesidad de tener algo más plástico decidimos que fuera algo más interdisciplinario, que tuviera la danza”, señala Pía.
El corazón de esta obra es el concepto, es el interés por que estas piezas no sean sólo un compilado aleatorio. Está pensada de manera que puede escucharse como pequeñas piezas o una pieza de larga duración. Su proceso de creación fue desde lo colectivo hasta lo individual. Después de llegar a un consenso, cada compositora eligió a una diosa a la cual representar con su respectivo instrumento y trabajó en conjunto con una bailarina. El resultado es que, en cuanto a la composición, cada una de las piezas es muy diferente entre sí, aunque sea atravesada por un mismo hilo conductor. Hay tanta riqueza sonora como instrumentos aparecen.
No tenemos una rigidez en cuanto al estilo de la música, todas tenemos estilos o preferencias sonoras […] eso es algo que siempre hemos respetado y que no pasa en todos los círculos musicales.
Pía Alvarado
Esto se debe no sólo a la libertad creativa de las artistas, sino al uso de “técnicas extendidas” en algunas de las composiciones que pretenden explorar las posibilidades de los instrumentos más allá de lo tradicional. Un ejemplo muy claro podemos verlo en “Pana” (compuesta por Pía Alvarado):
Esta pieza para bajo eléctrico, dedicada a la diosa inuit guía de las almas, utiliza la técnica de rasgueo y también recurre al frotamiento de las cuerdas por medio de un arco. De igual modo, intervienen otros elementos como los pedales para crear distintos efectos que serían imposibles de lograr con un bajo tradicional. No todas las compositoras recurren a esto: podemos encontrar piezas que son más tradicionales como “Selene” (compuesta por Isabella Calmet). Todo depende de cuáles sean las necesidades de la composición.
En el apartado visual, también se encuentran en sintonía la música y el baile, que a su vez están en consonancia con las características de las diosas elegidas. En el caso de “Pana” la paleta de colores del escenario va de los verdes a los azules, comunes en el fenómeno de la aurora boreal asociada a la deidad. El movimiento a su vez intenta imitar las ondas producidas por este mismo fenómeno.
Figuras cuenta con composiciones que van unas veces hacia el lirismo y otras veces a lo narrativo. En “Gea” (compuesta por Naid Cruz) está muy presente esto último. El sonido producido por la flauta alto y el video cuentan la historia de un ser humano recorriendo escenarios naturales. Conforme avanza la protagonista a través de estos espacios se puede ver cómo en su papel de “entidad inferior” se va uniendo con Gea, representada en la naturaleza.
Otro aspecto a destacar es que muchas de las danzas como las de “Selene”, “Hestia”, “Nótt” y “Brighde” tuvieron lugar en espacios más cerrados. Algunos se eligieron por las circunstancias de la pandemia, otros en función de la narrativa. “Hestia” (compuesta por Pamela Cavero) trata de la deidad griega encargada del hogar. El ambiente elegido es un espacio que podría ser la casa de cualquier persona, pero con un aspecto que nos recuerda al fuego, símbolo de Hestia. Esto coincide con el interés de traer las figuras míticas a nuestro presente.
Hay muchas razones para representar a deidades femeninas en Figuras. Como sabemos, a lo largo de la historia han sido objeto de veneración y temor. Es inevitable asociarlas con algo lejano o inalcanzable que destruye si entra en cólera o está en completa serenidad si le complacen las acciones de sus creyentes. Es cierto que esta idea prototípica se retoma un poco y se expresa a través de las dinámicas del sonido. En composiciones como “Bastet” (compuesta poco Claudia Alvarez), predomina mucho esta idea por el uso de tempos rápidos y notas con mucha fuerza.
En otras composiciones como «Skadi» podemos pasar de tempos lentos y notas con poca intensidad a tempos prestos y notas fortes. La tranquilidad y lo errático están presentes para crear una experiencia variable.
Lo anterior es parte de su imagen, sí, pero no lo es todo. Figuras busca darles un nuevo lugar a las diosas por medio de su resignificación. Aquí no fungen como un objeto inalcanzable de contemplación, son actoras que se desenvuelven en su realidad. Como bien dice Claudia, “muchas veces se pone a la figura femenina como una musa, como una fuente de inspiración, pero no necesariamente tiene el poder de hacer algo […]; las diosas sí tienen un protagonismo, tienen su propia personalidad”.
Con esto lo más importante es hacer un statement sobre cómo RETAMA quiere mostrarse ante el público. Son una colectiva que quiere resignificar lo que presenta y representa en el arte, así como la manera como entendemos el arte mismo y lo anterior es sólo una muestra de todo ello.
Danza o música, música y danza
No debería ser extraño para nosotrxs que Figuras haya recurrido también a la danza, pues están íntimamente vinculadas por su pasado mítico. Este proyecto es un recordatorio de que música y danza han estado juntas desde siempre.
No sé en qué momento de la historia han estado desconectadas, posiblemente primero vino la música y luego la danza, pero es como decir ¿Qué vino primero, el huevo o la gallina?
Claudia Alvarez
Claudia también toca el tema de la hiper-especialización de estos últimos tiempos. Al hablar de las distintas maneras de arte existentes no se puede evitar pensar en que se tratan de cosas distintas. Para el pensamiento contemporáneo así llega a ser. En relación con la música, es común que la idea de escucharla consista en sentarse y estar expectante ante la obra, pero tal vez no debería ser así siempre.
Recordando las palabras de Octavio Paz en El Arco y la Lira sobre la poesía, el origen de la música es el ritmo. El ser humano naturalmente posee ritmo por el principio de la vida: el latido del corazón, la respiración. Como la danza, la música está hecha de cuerpo.
Al final es un movimiento. Aunque no se vea [la música] siempre tiene movimiento y la danza también requiere musicalidad. Tienen una conexión.
Pía Alvarado
En conjunto recuerdan a los tiempos de la Antigua Grecia. Junto con la poesía, estos elementos servían para evocar e invocar a los dioses, a las fuerzas de la naturaleza y traerlas a su realidad. Hoy Figuras hace algo parecido e invita a vivir la música como una experiencia total.
En Figuras RETAMA apuesta por la interdisciplina y por crear vínculos con otras artistas. Además de la danza, han intentado explorar la posibilidad de trabajar con otras artes. En Trazos Sonoros (2020) la música ahora está en un encuentro con el dibujo. A diferencia de su primer proyecto en el cual se crearon coreografías a partir de la música, aquí la composición está supeditada a las creaciones de las dibujantes. Imaginario Fonético (2021) es otro proyecto ambicioso que integra la música con el collage y la poesía. Aquí la línea entre estas disciplinas se difumina significativamente haciéndose una sola.
RETAMA: una conexión entre voces
La interdisciplina permite abrir nuevos caminos para la creación del arte. Una razón para recurrir a ella está vinculada con una preocupación por cultivar un público que escuché su música. Para muchas personas es difícil acercarse al género “contemporáneo académico”, si se le puede llamar así. Pía cuenta que si la música está relacionada con artes más plásticas podría ayudar a que el público se relacione de modo distinto con lo que ellas hacen. Para Claudia falta mucho tiempo para que la gente pueda apreciar la música por si sola. Es importante aceptar la realidad que trajo consigo la pandemia y la nueva manera de escuchar la música, que desde hace muchas generaciones ya requiere de un refuerzo visual.
Otra razón está vinculada profundamente con el propósito inicial del colectivo: entablar conexiones con otras mujeres artistas. RETAMA es un espacio que puede permitir el desarrollo de las participantes dentro del colectivo y al exterior de él. Es una oportunidad para mostrar la presencia de las mujeres en el arte de hoy.
Creo que debería haber un mundo en el que no hay diferencias entre compositores hombres y mujeres; pero todavía en el entorno que seguimos viviendo [es importante] juntarnos como colectivo, poder hacer iniciativas conjuntas para que justamente las voces de todas puedan ser oídas […], poder hacer que el nombre de las compositoras no quede en el anonimato [como] en muchos casos [ha ocurrido] a lo largo de la historia.
Claudia Alvarez
Lxs invitamos a escuchar los proyectos de RETAMA, visitar su canal de YouTube, sus redes sociales y escribirles a su correo para colaborar con este colectivo.