Kompromat es una jugada de inteligencia que involucra el conocimiento público de materiales comprometedores, reales o plantados, para destruir la reputación de una persona influyente o convertirla en carne de cañón. El exservicio de inteligencia soviético, la KGB, popularizó el término por ser parte del manual básico de operaciones de sus agentes. Se busca amenazar y acabar el objetivo mediante desprestigio y la mala fama. Kompromat: el expediente ruso (Kompromat, 2022) es la más reciente película de Jérôme Salle en la que se exploran los efectos personales de esa táctica ofensiva.
Mathieu Roussel (Gilles Lellouche) encarna al estoico e impasible director de la Alianza Francesa en Siberia, una organización que tiene como propósito dar a conocer su lengua y cultura en diferentes escenarios internacionales. El protagonista es un personaje reflexivo, crítico y sensible que no termina de encajar en las tradiciones, el clima y los modos de vida de la parte más fría de Rusia. Algunos incidentes aparentemente insignificantes en los que se ve involucrado levantan sospechas de espionaje en un agente de la FSB, sucesora de la KGB. Como resultado, sufre un ataque institucional por dos flancos: se le imputa un grave delito que poco tiene que ver con la sospecha inicial, y se inician campañas mediáticas para desprestigiar su imagen.
Enfrentado al duro proceso penitenciario aplicado con particular saña en su caso, y con la siempre latente posibilidad de no poder confiar ni siquiera en la embajada francesa, Mathieu recurrirá al escape como su única opción, no sin afianzar una alianza cooperativa con Svetlana (Joanna Kulig), quien tiene lazos familiares con la FSB. Entre ellos se desarrolla una particular relación que estará modulada por la potencial omnipresencia de la inteligencia rusa.
La película busca representar una resistencia, una fuga de aquella vigilancia total que acosa a los detractores del Estado. Las evidencias, la verdad y la justicia no importan, si alguien es un problema para la gran estructura que maneja el sistema, el kompromat es una de tantas tácticas que pueden ser aplicadas para sofocar y reafirmar el poder. Esa situación no es desconocida en el contexto latinoamericano. La guerra sucia, los golpes de Estado y la desarticulación de los movimientos sociales son fenómenos que cruzan la desacreditación para ampliar la influencia política. Todas esas tácticas de guerrilla se fundamentan en la ostentación del poder a través del conjunto de instancias que permiten el libre despliegue de los intereses del Estado. Es, a todas luces, un enfrentamiento desigual. La batalla de David, el detractor, contra Goliat, el todopoderoso sistema.
En Kompromat, Mathieu tiene a la opinión pública, al aparato judicial y a los intereses del Estado en su contra. Aunque su inocencia es evidente, su condena es inevitable. La historia se basa en el caso real de Yoann Barbereau, quien hasta 2020 estaba fichado por la Interpol como delincuente internacional, todo como producto de una guerrilla que marcó su vida. Su testimonio autobiográfico puede encontrarse en el libro En la prisión de Siberia (2020). Aún con esos cimientos de intriga política real, la película de Jérôme Salle elige dar más peso a los asuntos sentimentales del protagonista que a la problemática estructural del caso.
Se intuye que la intención fundamental es subrayar que ese tipo de jugadas estratégicas en realidad destruyen la vida de las víctimas, pero eso desdibuja a los victimarios y a las instituciones que los respaldan. En el escape de Mathieu hay un aire de lugar común inspirada en la saga hollywoodense de Búsqueda implacable (2008, 2012, 2014), incluso el rostro del actor principal recuerda un poco al de Liam Neeson. Pero a pesar de esos tropiezos, la gradual construcción de los personajes y la trepidante persecución logran mantener un flujo constante de intriga en el espectador. Hay tantos guiños al cine de espías como sólidas construcciones dramáticas de un thriller policiaco.
Para los ojos más atentos, la película lanzará cuestionamientos necesarios e incómodos en el contexto de una creciente crisis de confianza de las instituciones. ¿Somos títeres de los intereses de la estructura que nos gobierna? ¿Qué permite que la justicia y los procedimientos judiciales pueden ser utilizados como arsenal bélico? ¿Qué herramientas tenemos a nuestra disposición para esquivar la vigilancia y el descrédito injustos? En condiciones específicas, la huida es la única alternativa viable.
No escapen de ver Kompromat: el expediente ruso, parte de la 26ª edición del Tour de Cine Francés en México. Podrá verse a partir del 6 de octubre de 2022 en salas de Cinépolis.