Categoría: Zona cero

Un espacio de reflexión sobre los orígenes de la escritura en diferentes autores con trayectoria.

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I am not a writer

Por Stefan Kiesbye

There were more novels available in my childhood than television shows, and I was brought up to be quiet, seen but not heard. A book in my hands kept me quiet for many hours. Such a perfect child. I finished my first crime novel at the age of four, scribbled on a few pages of a small note pad. A mysterious train pushed past the narrator in the middle of the night; I could only write half a dozen words at the time.

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Decálogo (en proceso) de un novelista irredento

Texto por Gonzalo Lizardo

«Musas bailando con Apolo» de Baldassare Peruzzi

1. Nunca la literatura (y menos la narrativa) será un acto solitario sino colectivo: un gesto social. Escribir sólo para uno mismo es onanista; escribir para la multitud es demagógico; escribir para la posteridad es una megalomanía cercana a la necrofilia. Lo ideal sería escribir para los pares: para aquellos lectores (pasados, presentes o futuros) con los que uno pudiera tomarse un café, conversar largas horas, cultivar la amistad y la polémica.

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El cuarto milagro de la niña de los alfileres

Texto por Julián Mitre

Uno de mis libros más queridos es Larvas, de Alfonso Suárez Romero. Su historia me encanta a pesar de que, como novela, acredita varias fallas. Mucho del cariño que le tengo es, porque hasta antes de mi encuentro con Larvas, nunca me había planteado el hecho de que mis textos pudieran ser leídos por otro. Alguien además de mí.

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La voz de un Digimon

Texto de Martín García López y pintura de Mauricio García Vega

Todo inició con el memorable capítulo 21 de Digimon: “Koromon llega a Tokio”. Ese es un quiebre en la serie, no sólo porque Tai, el protagonista, regresa a su hogar, sino por la dirección. Mamoru Hosoda, quien años después haría películas tan emblemáticas como Summer Wars y The Wolf Children, se propuso en ese pequeño escenario, dentro de un hogar japonés, retratar a un niño de once años que volvía con su hermana seudo-autista. El capítulo concluye cuando el cielo absorbe a Agumon, y Tai, que está dispuesto a seguirlo, es detenido por su hermana. La elección: seguir a su monstruo digital o cuidar de su hermana. Ese también es el quiebre de mi niñez. Si bien siempre he presumido haber llorado más que ningún otro niño con la muerte de Mufasa, y que esa primera ida al cine me volvió un cinéfilo a los cuatro años, supe que tenía que crear historias en el momento en que concluyó Digimon y sonó I wish. La razón: quería contar grandes historias, tan mágicas y profundas como ese capítulo 21; es decir, quería tener mi propio cúmulo de capítulos 21.

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Ese demonio llamado escritura

Se empieza a escribir por muchas razones. Quizás, la principal, es el deseo de perdurar. Escribir literatura te vincula con la preservación de la memoria. Por esta razón, los motivos para escribir de alguien que pertenece al siglo XXI no son muy diferentes a los de aquellos que iniciaron la escritura. A pesar de los avances tecnológicos de la actualidad, seguimos siendo seres finitos, partes de un engranaje generacional que aún no termina. La necesidad de afirmarnos, decir que existimos, que no somos un sueño, hace que algunos busquemos en la escritura la manera de dejar una huella para que otros tropiecen con nosotros y nos escuchen a pesar del tiempo transcurrido.