«En un principio sólo había poesía»: Entrevista con Alelí Prada, poeta y cantautora costarricense

Del 16 al 18 de julio se llevó a cabo el festival de poesía Lectura del fin del mundo, organizado por Cardenal Revista Literaria, en colaboración con Primera Página. El evento consistió en un intercambio poético entre jóvenes autorxs de Costa Rica y México, en diferentes puntos de la CDMX a lo largo del fin de semana. El sábado 17, en la Calzada de los Poetas, ubicada en la Primera Sección del Bosque de Chapultepec, tuvimos el placer de asistir al encuentro, escuchar la lectura y platicar con varixs de lxs participantes, algunxs cercanxs a Primera Página y otrxs a quienes conocimos por primera vez. Dentro de la segunda categoría, la de lxs nuevxs amigxs, se encuentra Alelí Prada, poeta y cantautora costarricense, con quien tuve el placer de platicar, reír y dar vueltas por Chapultepec en búsqueda de un baño, en compañía de María Macaya Martén —también poeta costarricense y buena amiga de Alelí—. A continuación algo de lo que platicamos:

Julia (Primera Página): Hoy en día, ¿cómo te narras en pocas palabras a ti misma? ¿Qué es lo que dices para enunciar quién eres tú en el presente?

Alelí: Me encanta que uses el verbo narrar porque creo que, efectivamente, nos narramos. Yo me narro como una persona creativa y estudiosa de las palabras y los sonidos. Yo soy cantautora costarricense; soy poeta también, soy escritora y artista musical en general. Hago música en vivo, creaciones, canciones y demás. Entonces, artista de la palabra y del sonido, así me podría definir.

J: Me gustaría saber cómo fue tu aproximación a la poesía y cómo comenzaste a ver que eso podía convertirse en una práctica de la que tú podías participar en tu cotidianeidad.

A: Bueno, creo que desde pequeña hacía poesía, pero no lo veía como poesía. Desde el colegio escribía poemas, claro, muy románticos, a lo Benedetti (a quién yo amo todavía), muy por ahí. Luego creo que fue porque tuve un profesor de español y una profesora de español, filólogos ambos. Me incentivaron mucho a la lectura. Me encantaba leer y cuando me di cuenta de que me enamoraba de García Lorca, cuando me enamoraba de Franz Kafka, de Yolanda Oreamuno y de Chavela Vargas (por la parte musical), dije “esto no es para menos, hay algo aquí”.

La música siempre la tuve, desde muy pequeña, desde la sangre. Mi familia son lutieres: creadores de instrumentos. La poesía siempre estuvo viva, pero creo que el momento claro fue hasta la universidad donde encontré gente igual de loca que yo, que hacía lo mismo, que nos encontrábamos en talleres. Fueron mis propios amigos que me dijeron “esto se hace así”, “hay un oficio”, “existe y existe dignamente porque nosotros lo estamos creando dignamente”. Creo que fueron ellos, precisamente Byron Ramírez y Daniel Araya Tortós, quienes me acompañan aquí hoy. Y yo dije claro, esto lo merezco y lo quiero y va a pasar”.

Éste es mi primer libro, Cuando llueve sobre el hormiguero, y con él me pasan cosas que no puedo creer todavía, pero hay que tomárselo como el oficio y responsabilizarse de eso.

J: Me gustaría preguntarte también sobre el medio editorial en Costa Rica. ¿Cuál es la historia de este libro tuyo que se publica? ¿Cómo es el panorama editorial para una joven poeta?

A: Hay muchos tipos de editoriales y muchas seguramente las desconozco. Te podría hablar de las estatales que son más como de universidades o Editorial Costa Rica. Éstas son resultados de alianzas muy estatales en el sentido que siempre sacan concursos a nivel nacional. Hay que mandar un escrito y, si lo aceptan, ganas el premio y te publican. También hay editoriales privadas en donde puedes publicar lo que escribes sin tanta mediación de una edición específica, sin tantos intermediarios.  

En este caso, mi editorial se llama Nueva York Poetry Press. Varios de mis amigos están publicados en esa editorial, por eso ya me tenían en la mira. Tuve un crecimiento poético gracias a ellos y al tallereo que le dimos a los poemas. Me dijeron “mándame un libro listo”, yo ya tenía un libro listo y lo mandé y así sucedió, básicamente.

En general, dentro del espacio editorial de Costa Rica hay varias opciones; sin embargo, creo que lo más digno es poder formarse al punto de tener un cuerpo de obra provechoso, que esté bien trabajado, para que una editorial te tome en cuenta. También para poder tener la retribución monetaria de tu trabajo, pero desde la mediación de una editorial, de un equipo que sabe lo que está haciendo.

J: ¿Nos puedes compartir los nombres de tus influencias poéticas? Sería bueno si nos adentras a referentes de la poesía contemporánea en Costa Rica.

A: Claro. Yo creo que contemporáneo hay mucho. Precisamente en Costa Rica, además de mis amigos y amigas poetas que están por aquí, hay un montón de gente. Está Mía Gallegos, que justamente me hizo la contraportada del libro por lo que estoy muy honrada. Mía Gallegos es una excelente poeta costarricense. También Ana Istarú, poeta y dramaturga; Yolanda Oreamuno, también novelista y ensayista. Creo que esas mujeres, Anacristina Rossi también, son mis principales referentes. De ellas he sacado toda la inspiración. Por parte de la música también hay muchísimo, pero a nivel literario creo que viene de ahí.

J: Tú y tu obra habitan espacios fronterizos entre prácticas literarias y artísticas, me gustaría preguntarte cómo vives tú estas transiciones entre géneros y quehaceres creativos. ¿Vale la pena distinguir la poesía de la música? ¿Podemos borrar las fronteras entre las artes como las conocemos?

A: Va a parecer que estoy hablando como en el Génesis de la Biblia, pero yo creo que en un principio sólo había poesía. Después la filosofía se diseccionó, luego la física y así se bifurcaron muchas cosas, pero para mí el principio es la poesía. La poesía no es solamente poemas: la poesía va más allá. Creo que la música como siempre la llevé en paralelo cuando la quise unir con la poesía no fue porque tuviera que hacerlo, sino porque sería imposible para mí separarla.

Las palabras tienen música. En este momento yo estoy cantando, aunque no parezca que estoy cantando. La poesía tiene música y la música tiene poesía. Claro que puedes hacer música sin poesía perfectamente, pero mi principio es ése. Lo que hago es hacer las dos cosas: mi proyecto como cantautora y como escritora. Soy Alelí Prada en los dos, en poesía y también en la música. Creo que es parte de mi responsabilidad, de mi propio concepto como artista, llevar las dos cosas ligadas.

Al final me es más fácil pensarlas juntas que intentar separarlas.