Cetácea – Microrrelato de Rodrigo López Romero

Al amanecer la playa estaba sitiada. Sobre la arena apenas lamida por las olas yacían cientos de ballenas varadas, inmóviles moles oscuras punteando kilómetros de arena. La noticia tardó poco en circular, los estremecidos pobladores acudieron a ver a los animales buscando en sus ojos un asomo de porvenir. Muchos se dieron a la tarea de rescatarlas y formaron largas hileras cuyo objetivo era rociarlas de agua marina; después intentaron devolverlas mar adentro ayudados por barcos pesqueros que dejaron el trabajo para la ocasión. Pero los cetáceos, que al ser llevados movían lentamente el abanico de su cola inmensa, regresaban a la costa donde sus compañeros se habían dado cita, invalidando así el esfuerzo de los hombres.

Hubo quienes las miraran como a dioses vencidos, ocultando lágrimas de desconcierto; hubo también quien temiera por el futuro del pueblo, que tanto debía a los espectaculares saltos de los gigantes. Han venido a morir todas, se decían ante aquel suicidio de aletas y dorsos brillantes. Nadie podría saber si sufrían o dosificaban sabiamente su agonía, quietas y calladas como estaban. Otros imaginaban que cansadas de su andar ingrávido por los mares, buscaron para expirar la pesantez de la tierra. A la mañana siguiente trasladarían los cuerpos a las profundidades, para no enfrentar el desamparo de estar frente a un mar vacío, antes de que alguien cometiera la bajeza de traficar con su carne.


Autor: Rodrigo López Romero (Estado de México, 1992). Formado en las Artes y los Estudios Visuales, se dedica a la docencia universitaria en programas de lenguas, comunicación y arte. Ha colaborado con diversas revistas universitarias como La palabra y el hombreEl ornitorrinco tachadoDeslinde Luvina. En 2019 publicó con la UAEM el ensayo «Chroma: color, estética, y escritura».