Contar la pandemia: Lo incuantificable

Ilustración de Carlos Gaytán

Cuando cuentes cuentos, cuenta cuántos cuentos cuentas; porque si no cuentas cuántos cuentos cuentas, nunca sabrás cuántos cuentos sabes contar.

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Las cuentas no siempre valen lo mismo. Al momento actual, hay más de 62 mil infectados en México por esta desconcertante mutación virulenta. En el mundo hay más de cinco millones de casos estimados. Veo las estadísticas que ofrece Google, sus gráficas apenas coloridas. Trato de recordar que esas cifras en realidad son —¿o representan?— personas. De pronto los miles y los millones pesan más.

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Los días se contaban al principio de la cuarentena. No era extraño leer: “Día doce de cuarentena. Comencé a comer cereal con mi perro”. Hoy ya no se cuentan los días de confinamiento, sino los días para regresar a la normalidad. ¿Acaso los números tranquilizan la incertidumbre? En septiembre, el noveno mes del dosmilésimo vigésimo año después de Cristo, regresaremos a la normalidad. ¿Cuántas nuevas normalidades se han desdoblado a través del tiempo? ¿A qué número de normalidad nos tocará regresar?

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Trato de contar las páginas que me faltan para terminar Per/so/na, de Yolanda Segura. Veintidós. Trato de contar las palabras que me faltan para terminar esta entrada. Seiscientas diecinueve. Trato de aprender las siete materias que me imparten en la universidad. No leo nada, no escribo nada, no aprendo nada. Tal vez la respuesta sea no contar,  no contarme. No soy un dígito, pero si lo fuera, sería siete. O veintitrés.

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En el siglo XIV, la peste negra mató a cuatro millones de personas sólo en Europa, casi el 40% de su población. Había más ratas y pulgas que transmitían la enfermedad de las que se pueden contar. Los síntomas de la enfermedad se expresaban en poco más de dos semanas. A veces, la peste se desplazaba hacia los pulmones. La enfermedad se extendió tanto por el naciente comercio. Esa bacteria se parece más a nuestro virus de lo que pensé.

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Se estima que en 2018 entre 32 y 44 millones de personas viven con VIH. Sí, hay más personas con VIH que con SARS CoV-2. ¿Cuáles han sido más marginadas? Los virus revelan la discriminación y la desigualdad que arrastra el sistema

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A las once de la noche vi una patrulla cargada con 10 militares que supuestamente velaban por la seguridad de la población en tiempos de pandemia. Uno se siente más intimidado que ayudado. Los virus revelan que las políticas de terror están más vigentes que nunca. Detrás, otra patrulla con 10 militares más. Y tres minutos después, una más. Tres patrullas, 30 militares en total. 

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El Censo de Población y Vivienda 2020 en México paró de contar cuántos somos y cómo vivimos por las violentas cifras que arrojaba el virus recién llegado. ¿Cuántos datos contables se necesitan para dejar de contar?

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En la Raspberry Pi —una computadora reducida que cabe en la palma de la mano, que no mediría más de 15 centímetros—, se puede construir —con ayuda de un display externo— un contador en tiempo real de las estadísticas sobre el COVID-19. Más de dos mil personas tocaron el botón de upvote en el post del proyecto en Reddit. Más tarde, otros usuarios reinventaron el dispositivo estadístico: personalizaron la forma de mostrar las cifras; crearon una interfaz gráfica o llenaron de luces led el artefacto. Reddit midió esto como una tendencia.

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Desde marzo del 2020 el algoritmo de YouTube, que se basa en estadísticas, desmonetiza los videos que hablan sobre el nuevo coronavirus. Los influencers y youtubers enviaron reclamaciones al respecto. Los eventos sensibles pueden ocasionar consecuencias en las personas que consumen YouTube. ¿Los algoritmos han aprendido a cuantificar la sensibilidad?

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Diez dedos en las manos y diez en los pies. Cuatro extremidades. Un hígado. Un páncreas. Un par de muelas del juicio todavía. Doscientos seis huesos. Dos ojos. Muchos millones de células. Muchos cabellos. Muchos vellos. Un estómago y un par de intestinos de varios metros cada uno. ¿Qué será de mi persona contable si contraigo un virus?

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He buscado más formas de medir mi cuarentena, porque los días me son insuficientes. Tres por cinco metros de habitación; más afuera, son 180 metros cuadrados. Casi noventa y cinco kilómetros cuadrados de delegación. En dinero no sé cómo medirla. Veo mis ahorros terminarse poco a poco. Como si mi tarjeta se desangrara, como si se infectara. Sigo pensando en formas de medir mi encierro.

Ilustración de Carlos Gaytán

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Ilustrador: Carlos Gaytan Tamayo (Ciudad de México, 1999). Estudia Ciencias y Artes para el Diseño en la UAM Azcapotzalco. Formó parte de varias exposiciones colectivas de cartel en su universidad. Algunas de sus obras ilustran artículos de Cultura Colectiva. Su trabajo se inspira en diversas técnicas y se encuentra en el diseño gráfico y la ilustración.

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