«Joker»: La vida no es una tragedia, es una comedia

El ser humano tiene diversas columnas que mantienen su cordura a flote; una de ellas es la familia o el sentido de pertenencia. Cuando no existen estos vínculos, el sujeto no tiene ataduras y, por lo tanto, no hay un punto de partida del cual asirse: no hay nada que perder. Ante tales premisas, Arthur Fleck, el Joker de Todd Phillips, es un personaje que acciona conforme a su propio abandono y cómo lo ha tratado la sociedad, mediante una observación distante de frialdad y rechazo. El mundo está loco, la vida duele y basta solo un mal día para que te sumerjas en la locura total.

Joker es la historia de Arthur Fleck, un hombre de edad mediana que tiene las peores cartas del juego en la vida. Aunque siempre se puede tener un as bajo la manga, su caso es totalmente una partida perdida. En una relación codependiente con su madre, Arthur trata de llevar una vida normal a partir de la creación de un show de stand up comedy. Fleck admira demasiado a un host de un programa nocturno, por lo que sueña con estar un día en su programa. Incluso, cuando lo ve por las noches, imagina que él es su padre.

El director Todd Phillips ganó recientemente el León de Oro en el Festival de Cine de Venecia por la categoría de mejor película. Desde ese momento, las expectativas, que ya de por sí eran altas sobre si película, subieron a niveles estratosféricos. De pronto, todos miraban la filmografía del realizador y su nuevo film, ¡nadie lo veía venir!

De Joaquin Phoenix todos esperábamos una gran obra, pues ya ha sido ganador de la Palma de Oro en Cannes por You were never really here de Linne Ramsay, y fue nominado varías veces al Oscar por su interpretación de diversos personajes. La dupla que hace con el director de The hangover para esta película en solitario sobre el némesis de Batman, más que una película sobre un antihéroe famoso, muestra toda una profundización antropológica en el estado del individuo actual, con una combinación de severa crítica a la sociedad, su doble moral, su desprecio e indiferencia.

Además, sin arruinarles la historia a sus personajes, explora sobre esos vacíos existenciales que dejan las ausencias, los abusos y la falta de comprensión de la sociedad. Una frase que engloba muy bien el sentimiento de Arthur Fleck es la que le dice su terapeuta, luego de darle una mala noticia:

Arthur, a ellos no les importas un carajo y tampoco estoy segura de que yo les importe tampoco.

Esta frase también muestra el continuo desinterés que tienen las mayores esferas sociales y de poder sobre los que están debajo de ellos. La película en algún momento se vuelve un espejo de una sociedad gobernada por hombres y mujeres que no hacen nada por resolver las problemáticas sociales, o bien solo muestran interés por ellos mismos. Lo que este Joker hace es buscar justicia para él mismo: no en un complejo narcisista, sino en un creciente enojo contra todo lo que lo lastimó y rechazó.

La película de Todd Phillips no trata de hacer una apología o justificación de la violencia; mejor dicho, es una crítica a la forma pasiva de la sociedad de segregar las diferencias y también su intolerancia a la violencia explícita y activa de algunos elementos que ellos mismos con su indiferencia han creado.

Lo que nosotros hacemos como sociedad al no interesarnos por el otro o burlarnos de sus peculiaridades al verlo como amenaza contante sin serlo siquiera, es otro tipo de violencia, quizá no explícita, pero sí lenta, sumamente dañina y sin misericordia.

Joker en este momento como film era importante ante la necesidad de formar una metáfora muy bien aterrizada de la sociedad actual; de cómo nuestra situación, desde varios ámbitos, es resultado de nuestros propios hechos desde hace varios años. Nuestras diferencias al no ser atendidas se vuelven contra nosotros, de la misma forma en la que Arthur Fleck abandona su medicamento para la locura, y le resulta más difícil ascender a la cordura que descender a la perdición de sus propios pensamientos.

Ahora, pienso, no hay diferencias entre Heath Ledger y Joaquin Phoenix. Ambos Jokers son aristas de un solo personaje y bien podrían ser el mismo si alguien lo decidiera así y no veríamos diferencia alguna. Sin embargo, el director ha expresado que esta película no tendrá una secuela y mucho menos habrá una participación del personaje en otras películas del universo de DC. ¿Mala decisión? Creo que no. Los personajes de este universo funcionan muy bien en solitario.

La actuación de Joaquin Phoenix es la mejor actuación masculina del año y no se le nominará sólo por haber interpretado al Joker, sino por encarnar a un ser lo bastante lastimado, segregado y anulado para pensar que no merece ser tomado en cuenta en las nominaciones próximas a los premios más mediáticos.

Aún es demasiado pronto para saber si estamos frente a la película más nominada en la historia del cine de superhéroes; también es muy osado de mi parte decir que estamos frente al mejor actor del año y, quizá, uno de los mejores en la historia del cine.

Sin duda Joker dividirá opiniones de la gente. Estarán los que piensen que es una película más de un loco sacado de Taxi Driver o que es un Frankenstein de diversos personajes de Phoenix; otros que es una creación totalmente original. Lo que sí es un hecho es que este personaje refleja a una sociedad al borde de la locura y que todos llevamos dentro el mismo caos de Arthur Fleck: todos llevamos dentro nuestra propia versión del Joker.

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