«It: chapter 2»: Las pesadillas de las que huimos

Hace ya 27 años, Tim Curry interpretó a uno de los personajes más poderosos del universo de Stephen King: un ser vestido de payaso que hacía desparecer a niños y que aterrorizaba al pueblo de Derry, curiosamente cada 27 años.

Andy Muschietti (Mamá, 2013) fue elegido por la Warner Bros para dirigir It, en una re creación del clásico no solamente literario, sino también cinematográfico. Aunque la versión de los años noventa no fue precisamente estrenada en cines, sí fue adoptada por los cinéfilos como un canon del horror actual y aún sigue siendo insuperable.

It: chapter 1 se enfocó en contarnos quiénes eran los protagonistas de esta historia. Bill, Ben, Beverly, Richie, Mike y Eddie conforman un grupo de niños constantemente atormentados en su escuela por otros niños más grandes. No obstante la problemática escolar, debían lidiar también con abusos parentales o demonios internos causados por fobias que también eran consecuencia de sus padres. Entonces Pennywise aparece en la historia y se convierte en un reflejo vivo de los más profundos miedos oscuros que constantemente evadían, pero que ahora los acecha todo el tiempo.

En el primer capítulo se dejan ver rasgos de una historia mucho más madura y oscura que la clásica del 90. Eso es por las temáticas de abuso, bullying y sexualidad que tratan de resaltar casi igual o más que el mismo horror que genera el payaso. En el segundo capítulo, estos niños atormentados se encuentran atados a una promesa y deben de regresar a Derry, más de veinte años después, porque Pennywise ha vuelto y varios asesinatos han sido perpetrados.

Aunque realmente el primer capítulo tuvo un excelente balance entre el drama y el horror (además de que resultó ser una efectiva reimaginación), su segunda parte es muy buena, pero el horror se limita a muy pocas escenas. Esta entrega se concentra más en la nostalgia y la resolución del pasado como un agente de tortura que siempre trataron de evadir.

It se trataba ya de un recuerdo borroso, pero esa historia no había terminado del todo. Bien dicen que el pasado a la larga pesa cuando hay cosas inconclusas en él, y la figura de Pennywise es la proyección de esos temas familiares inconclusos, esos miedos latentes y también de los secretos que se guardan.

Al inicio de la película se muestra un personaje que nunca se mencionó en la clásica de los 90 pero que está dentro del libro de Stephen King: Adrian Mellon, interpretado por el actor y director canadiense Xavier Dolan, un chico gay que es molestado por unos vagos que encuentran en las preferencias sexuales  de Adrian una ofensa a sus buenas costumbres, más que su propia ineficacia para hacer de ellos mismos algo respetable dentro del pueblo. Este rasgo de equidad hacia las minorías es de lo más plausible, aunque también algo forzado. Sin embargo, también aquí It tiene un peso mucho más simbólico que terrorífico al ser un reflejo del mismo rechazo de esta banda de vagos hacia alguien diferente a ellos, y que como es diferente hay que excluirlo. Aunque no lo hacen, el director logra hacer una fusión entre una crítica social y una muy buena escena de horror. Es este rasgo de la narrativa donde encuentro el valor de esta segunda parte, porque hay un diálogo entre el horror y la crítica a una sociedad que aún le dan miedo los cambios, lo diferente, pero que se muestra como un payaso que termina por engullirlo todo.

Ahora, regresando al pasado de los personajes, cada uno de estos niños, que parecen una banda como Stand by me (también de Stephen King), tiene una historia que trata de esconder:

Bev huyó de los abusos de su padre y se refugia en un matrimonio que adolece de los mismos problemas que ella tuvo en su infancia, perpetuando quizá inconscientemente su estilo de víctima y mujer abusada. Bill vive con la culpa de no haber hecho algo por Georgie, cuando pudo haber salido a jugar con él y no lo hizo. Bill ahora es un reconocido comediante de stand ups que tiene un secreto muy bien guardado, pero que lo atormenta cada día más. Eddie vive con miedo a todo y nunca pudo superar la sobreprotección de su madre, aunque también encontró una forma de prolongar este tipo de relaciones tóxicas al casarse con una mujer igual o peor que ella. Richie vivió esperando el regreso de Pennywise y ha detenido sus planes, su vida, por un pasado que no sabía si podría concluir. Ben, aunque cambió físicamente, siempre vivió enamorado de Bev y aunque es uno de los menos afectados, en esta segunda parte no lo es tanto. Stanley es el más aterrorizado por el regreso de It.

Cada uno de ellos ve en Pennywise el reflejo de sus pesadillas, de las que huyen desde hace 27 años. Aunque la película cuenta con muy buenas escenas de horror, no es una del género. Es mucho más profunda que ser solamente un payaso que molesta a adolescentes perturbados y adultos traumados. It: chapter 2 incluye ambas líneas de tiempo: pasado y presente para generar una conexión muchas veces redundante con su primera parte para hacerla parecer una extensión interminable de la misma. ¿Pero esto es malo? Pienso que no. Aunque pudieron editarse detalles, creo que el delineado de cada uno de los personajes con sus traumas era necesario, de lo contrario la historia hubiera sido un poco gratuita al no darle la profundidad necesaria.

Algunas actuaciones son exageradas o desperdiciadas como es el caso de Jessica Chastain, que no logra imprimirle contundencia a Bev, quien es quizá uno de los más grandes logros de la primera parte al ser del interés amoroso de Bill y Ben. Sin embargo, aquí no se siente esa tensión sexual entre los personajes. James McAvoy parece un poco perdido y creo que nunca logró encontrar una conexión con el personaje en sí. Pienso que en estos dos casos del cast, hubiera preferido que fueran actores no tan reconocidos, como fue el caso del resto.

Si hay algo que destaco mucho es ese tinte sentimental, familiar y nostálgico con el que está impregnada la película, pero también su mezcla con los miedos, secretos y fobias que muchos de nosotros tenemos porque, creo yo, las pesadillas nunca desaparecen, el pasado nunca deja de existir y las culpas se renuevan cada día.