Mujeres y cómics: reflexiones para el 8M

A Gina Sponal

Hay tanto que escribir sobre las mujeres que llega un momento en el que siento que el tema me sobrepasa. Más que por una condición de existencia, creo que ese ‘hay que’ tiene un carácter deontológico que indica una responsabilidad de escribir sobre mujeres. Sobre todo, hay varios rubros de los que no se habla de las mujeres participantes. Uno de ellos es el cómic.

No pretendo en este espacio presentar una lista de dibujantes o escritoras de cómic, sino solo un pequeño recuento de algunas reflexiones surgidas a partir de mi acercamiento reciente a una novela gráfica, Virus tropical de Power Paola y hablar un poco, no en una relación de correlación o algo por el estilo, de algunas conclusiones de todo lo que ha sido el estreno de la película Captain Marvel.

Para empezar, me gustaría decir que en el proceso de escribir, encontré un hilo en Twitter sobre una de las pocas mujeres moneras de la historia de México: Palmira Garza. Basta buscarla en Google para no encontrar muchas cosas; una que otra mención en algunas historias de la caricatura y nada más. Las mujeres caricaturistas son excepciones en la tradición mexicana: se habla de Ema Best como la primera conocida, pero apenas se conoce un cartón suyo.

Esto viene a cuento porque como ya bien lo dijo Felipe Gómez Gutiérrez, la literatura gráfica (uso este término bajo el entendido de que los cómics y productos similares forman parte de mi definición de literatura) ha sido históricamente un espacio completamente masculino. Si pensamos en el canon de moneros latinoamericanos sin problemas hacemos una lista de nombres de varón: Rafael Barajas El Fisgón, Eduardo del Río Rius, Joaquín Salvador Quino, etcétera. lo cual contrasta bastante con el estereotipo de que las tareas artísticas están asociadas a las mujeres, puesto que ellas tienen más sensibilidad. Puede ser que el humor ácido e inteligente, mal visto en una mujer, característico de los cartones y tiras lo que hace que no sean bienvenidas. Recordemos que aunque Mafalda es la ídola feminista de muchas y se le reconoce su ímpetu liberador y antisistema, sigue saliendo de la pluma de un hombre.

Por otro lado, la novela gráfica goza todavía de una, no hay que decir mala fama pero sí de una asimilación incompleta dentro de los estándares de lo que se considera ‘alta literatura’ o ‘buena literatura’, de esa que los críticos analizan hasta el cansancio, de esa a la que se le dan premios Cervantes, de esa que se enseña en las escuelas. En general, a toda la literatura gráfica se le considera, cuando se toma en cuenta, menor, además de que se liga fuertemente a la literatura infantil o juvenil (valdría la pena analizar por qué, aun existiendo grandes títulos de historietas para adultos, existe una creencia general de que los dibujos son sólo para niños y adolescentes).

Con esto como antecedente, Virus tropical es una novela que podríamos decir que se encuentra dos veces fuera del espacio tradicional. Primer paso: Es una novela gráfica. Segundo paso: La autora, PowerPaola, es mujer.

Virus tropical es el relato biográfico de la autora en el que narra su vida hasta la adolescencia, aventurándose entre los amigos, el primer amor, el consentimiento, la familia, la religión y muchas otras partes de su personalidad que se van construyendo. Un punto central de la narración es la paternidad ausente y a la vez la respuesta de los vínculos entre mujeres para contrarrestar el dolor y la soledad. Paola siempre es junto con sus hermanas, su madre, sus amigas.

Los hombres que abandonan no sólo están representados por el padre de la protagonista, sino también por su cuñado, que pronto deja a Claudia, la hermana mayor sola a cargo de su hijo. También están en el novio de Paola que la deja después de que ella no cede a tener relaciones sexuales con él.

No existe un monólogo feminista ni diez páginas de viñetas y diálogos en el que Paola diga lo que cree que debe ser una mujer o no. Sin embargo, la propuesta y la transgresión de lo femenino se encuentra en los pequeños detalles. A diferencia de otras mujeres representadas en los cómics escritos en general por hombres, mujeres indefenss o en caso de tener poder, hipersexualizadas, los dibujos de PowerPaola son bastante sencillos pero la construcción de las viñetas como ambientación son tema que necesita toda una interpretación completa. En esta novela, a partir de lo cotidiano, del día a día, de historias como la de un vestido de graduación, unas muñecas o la escuela se habla de la toma de poder de las mujeres, de temas como la migración, el comportamiento esperado por una mujer y la lucha constante contra los designios de la apariencia femenina. También se hacen presentes temas contextuales como la situación política de Colombia en los años ochentas.

Las mujeres son las verdaderas protagonistas de esta historia, sin embargo, valdría la pena analizar qué pasa con la relación de la familia con la trabajadora doméstica, Chavela: personaje siempre presente, a veces en segundo plano, otras como protagonista de una anécdota (en una de ellas, Chavela se tiñe el cabello de rubio para parecerse a la hija mayor).

Sin duda, Virus tropical es un gran libro para leer en marzo, fresco para la primavera y también con un potencial enorme para pensar en la liberación femenina en cuestiones cotidianas, pugna principal de la tercera ola del feminismo.

¿Por qué mencioné a Captain Marvel si durante todo el texto no he hablado de ella? Porque se liga al tema con el hecho de ser una mujer en el mundo de los cómics. El personaje original, de 1967, que ostentó ese nombre era un hombre, y aunque en 1968 apareció Ms. Marvel/Carol Danvers, como resultado de una fusión de ADN entre Capitán Marvel y la piloto, es hasta 1982 cuando por primera vez un personaje femenino, Mónica Rimbaud, ocupa el título. En 2012, Carol Danvers recibió el nombre de Capitana Marvel en los cómics, sin embargo, la película live-action tuvo una mala recepción a causa de la fuerte misoginia por parte del público, casi en su mayoría, masculino.

Las declaraciones feministas de la protagonista, Brie Larson, hicieron enojar a muchísimos fanáticos quienes argumentaban que la película pecaba de inclusiva y todo lo que hacían era modificar la historia con el fin de hacerla ‘políticamente correcta’. En un intento de sabotaje, atiborraron las páginas de reseñas de malas críticas, haciendo bajar su porcentaje de popularidad de manera radical.

La película es una película de orígenes que posiciona a la super heroína como un ser invencible que es el último recurso de Los Vengadores para vencer al Thanos en la siguiente entrega de la saga, Endgame. Es cierto que a diferencia de todas las demás películas de la compañía, los personajes femeninos están en una posición de poder y de protagonismo (Black Widow es siempre un miembro menor del grupo de Los Vengadores y no hace falta mencionar que su personaje es hipersexualido y puesto de tal manera en las escenas para que se destaquen sus caracteres sexuales), además es el primer filme del MCU en ser dirigido por una mujer. Una escena importante es cuando, casi al final (ATENCIÓN, RIESGO DE SPOILERS), Yon-Rogg intenta desestabilizar a Carol emitiendo un discurso cursi sobre pelear a golpes, sin poderes, apelando a la moral de la protagonista, como un recurso común en personajes machos, que buscan a toda costa encontrar la compasión de sus víctimas. Me parece que la película hace un buen intento de reconstruir otro tipo de heroína: sin mujeres que pelean en tacones, minifalda y escotes.

El cómic y, sobre todo, el cómic de súper héroes, es un área en las que el machismo y la misoginia son el pan de cada día, tanto en productores como en consumidores. La incursión de mujeres en este género se vuelve entonces importante pues puede brindar una perspectiva diferente de lo que estamos acostumbrados o acostumbradas a ver o a leer y también, nuevas maneras de representarnos.

Que este 8M haya sido una jornada de lucha, valentía y esperanza para todas.

*Imagen tomada de www.smashcomics.com.mx/