Halloween, ¿no crees en el boogeyman? ¡Deberías!

Han sido 40 años desde la matanza que Michael Myers perpetró en la ciudad de Haddonfield. La sobreviviente, Laurie Strode ha vivido recluida por el miedo en su casa que, mejor dicho, es una cárcel donde entrena para poder enfrentar su propio destino y proteger a su hija y a su nieta. La noche del 31 de octubre Michael vuelve a escapar y busca, ahora sí, terminar lo que dejó inconcluso hace cuatro décadas.

1978. John Carpenter plasma con 300 mil dólares una película independiente sobre un asesino de niñeras con una máscara totalmente inexpresiva. ¿Resultado? Un legado de terror que hasta la fecha sigue vigente y que parece no tener una fecha de caducidad por la festividad a la que hace referencia. Aunque se ha hecho más de una decena de secuelas o reimaginaciones, Halloween regresa después de cuatro décadas para limpiar su legado de especulaciones y teorías acerca del origen de la maldad de Michael Myers.

Directores como Rick Rosenthal (H20) y Rob Zombie (Halloween 1 y 2) fueron encargados de algunas secuelas y reboots de la franquicia, que dignas o no del legado de Carpenter, seguían creando un aura de misterio y leyenda al Boogeyman.

2018. David Gordon Green, en conjunto con Dany McBride, escribe el guión que se encargaría de depurar el mito que envuelve la maldad de Michael, sus causas y motivaciones. Mientras que durante todo este tiempo muchos pretendían explicar la psicopatía del asesino de Haddonfield, nadie se detuvo a recordar bien las palabras del Dr. Samuel Loomis:

Michael es la maldad pura.

Esa es la respuesta. No hay razón para la brutalidad con un traje de mecánico y una inexpresiva máscara blanca. Sólo maldad por maldad.

Halloween (2018) rescata lo básico plasmado por Carpenter a finales de los setenta. Esa simplicidad cinematográfica de los desplazamientos sin corte persiguiendo a una víctima. Una pieza musical in crescendo que aumenta el pulso del espectador hasta llevarlo al extremo del miedo y, aunque es una historia sencilla con personajes centrales que ya reconocemos y que probablemente podríamos subestimar, la película es efectiva en todos los sentidos. El respeto por el slasher puro, sin concesiones para el espectador, hace que ésta sea una secuela digna de un clásico del género para cerrar un ciclo de horror de casi una mitad de siglo.

Halloween (2018) trata de cómo enfrentar los demonios, las cargas, el resentimiento y los sacrificios, junto con las consecuencias de vivir con el miedo. Creo que el horror presentado en esta secuela tiene que ver con algo mucho más personal, una absolución que es necesaria para Laurie, su familia y poder, ahora sí, continuar sin la sombra de Michael Myers.

Aunque la película cuenta con momentos absurdos, son los típicos del género al que pertenece. No son gratuitos, de otra forma no existirían algunas situaciones que no podrían darse de otra forma. Cuenta con «gags» que son también balanceados con la cantidad necesaria de sangre; tiene más que en la de 1978, pero no esos brotes de violencia que le dio Rob Zombie a su propia historia. Me parece que hay un muy buen balance acerca de lo que es capaz un asesino en serie y lo que se puede ver en una pantalla de cine sin caer en lo risible e increíble.

En su historia, Dany McBride comienza de cero. Borra todas las secuelas y películas que se han hecho sobre el filme de John Carpenter. Incluso Carpenter echa a la basura el argumento de que Michael y Laurie Strode son hermanos (idea que nació para la secuela de 1981). Se deshace de todas las telarañas argumentales para volver a lo básico, al miedo puro, llegando a la conclusión de que: no hay razón para la maldad, sólo existe.

Al argumento anterior fue lo que hizo atractiva y taquillera la primera película. Aunque sus precedentes son dignos de elogios: Psycho (Alfred Hitchcock) y Black Christmas (Bob Clark.), Halloween toma la esencia del giallo italiano de Mario Bava y Dario Argento y lo lleva a otro sencillo y básico nivel. El punto de vista subjetivo de la cámara para involucrar al espectador ocasionó una reacción en cadena de emociones en los asistentes y de inmediato un clásico nació.

Muy pocas películas de terror proporcionan la absolución a sus personajes. Este camino de 40 años para Laurie, se puede ver en su forma de ser. Ha sido pesado, cargado de miedo y resentimientos que le ha costado estar lejos de su familia, pero también de su misma cordura.

Creo firmemente que Laurie es la representación de nosotros mismos cuando hemos corrido de algo por mucho tiempo pero que probablemente debemos enfrentar muy pronto y vencerlo. Es una historia que raya en algunas profundidades y complejidades del ser humano: la forma en que asimilamos el perdón, la paz y el propio miedo.

Halloween (1978) y Halloween (2018) son como esas fechas de los epitafios: «nació en – murió en»… pero la historia se encuentra en ese insignificante guión en medio de esas dos fechas y, aunque el 2018 es el fin y la resolución para una, puede ser el comienzo de una larga agonía para la otra.

Luis TorizAutor: Luis Toriz ¿Es mejor ser respetado o temido? ¿Es mucho pedir ser ambos? Diría Tony Stark. Veo y escribo de cine . Colaboro para el flamante Tour de Cine Francés y estoy orgulloso de estar aquí. Nunca les diré no la vayan a ver , sería atentar contra el crecimiento de su propio criterio