Enigmas de la noche fría (III) || Nocturlabio Ediciones

La luna, cómplice de la nevada

En los primeros dos textos de la antología Enigmas de la noche fría, sobresale la nevada como antecesora del desastre. La nieve acompaña a la víctima como manto blanco que cubrirá su cuerpo herido o como la precursora de dolencias inimaginables. No es el caso del cuento de Amanda Teresa Espinosa Galaz, pues la nieve será un factor tranquilizador en medio de la persecución. Un detalle interesante más: encontraremos a la ciudad y su cotidianeidad como protagonista, desenvolviéndose en los pliegues de sus calles y zonas conocidas y emblemáticas, adentrándonos en una metrópoli ficticia disfrazada de verdad. Un libro que suelto como recomendación para aquellos que deseen retratar a la ciudad de sus sueños como persona es el de Vicente Quirarte. Elogio de la calle. Biografía literaria de la Ciudad de México, es un texto genial para comprender el portento literario al que se inscribe Espinosa Galaz con su texto “Ártemis”.

También surge un villano distinto al de los textos anteriores. La corrupción que tanto padecemos a diario los mexicanos se hace presente en las páginas de la antología, y será el oscuro titiritero que maneja los actos de la trama. En pocas páginas se desarrolla una carrera a contrarreloj para descubrir una conspiración, ya anunciada desde el principio, provocando una sensación de incertidumbre ante el final que llegará sin previo aviso.

Durante la lectura existió un elemento atractivo que forzó mi agitada mente a atar cabos. Si bien, la Ciudad de México será el escenario activo, la corrupción, el adversario peligroso y la figura femenina de la protagonista, tendremos a la Luna como reflector intranquilo que, así como las puestas en escena, guiará la mirada del lector por las calles textuales y los callejones oscuros del cuento. Los elementos que me obligan a pensar en ello son varios. Uno de ellos, quizá el más evidente, es el título mismo. “Ártemis” es uno de los nombres con los que se configura a la imagen de la deidad griega Artemisa. Al ser una diosa incluso antecesora a la cultura helénica, esta divinidad fue asociada en primera instancia con la cacería, la naturaleza y la flora; posteriormente, con el proceso de aculturación grecorromana, se le identificó con Selene (al ser ambas asociadas con la hermandad de Apolo –el sol–) y representó a la Luna. El satélite terrestre es uno de los detonadores principales de efectos de sentido, pues no solo se queda como elemento extratextual, sino que se vuelve moderno y actual. Un centro nocturno llevará el nombre del título, que a su vez se asocia a la Luna con el nombre de la organización criminal cibernética, y que, además, tendrá conexiones con el lejano oriente. La información que despliega un título para un lector curioso y sediento de indagación hará prometedor a un texto sin importar la temática que contenga.

Este cuento se aleja de la esencia fatalista y sórdida de sus compañeros con los que fue antologado. Su final tal vez sea una bocanada de aire fresco en medio de la nevada sangrienta que llega en pleno abril literario. El desarrollo del género de misterio, con las dosis de la incertidumbre del detective, es bien adaptado a la realidad mexicana. La narración no es forzada y encuentra los espacios precisos para generarnos familiaridad e identificación regional. Una buena promesa del género en lengua española.

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Santiago R. Salinas. Nació en la ciudad de México en 1997. Estudia literatura en la FFyL de la UNAM. ha participado en congresos internacionales sobre minificción con temas de Arreola y Julio Torri. Ha trabajado como estratega político y activista de los derechos LGBTI e diferentes campañas políticas. Actualmente, es community manager de la Revista Primera Página