Dos microrrelatos de Kevin Aragón

UN PEDAZO DE CARNE

Pero eso que ves en esa foto ya no es un niño, sólo es un pedazo de carne. Entiéndelo bien, sólo es un pedazo de carne. No sirvió de nada que el fotógrafo haya rescatado el último instante de su joven ánima, ahora es un desperdició. Sólo sirve para hacer llorar a los suyos y darles qué hacer a los que recogen los cuerpos. Es una lástima, lo sabes, pero no sientes nada. Miras la pantalla y esperas: Una y otra vez te aparece la misma imagen. Tú madre te llama a la mesa. Te sirve un pedazo de carne, sólo es un pedazo de carne. A quién le importa si en algún momento estuvo vivo.

 

ARRIBO SIN FAMA

Mar Egeo, 2016

El pequeño Gasim navegaba sobre las olas con la vista perdida en el mar del cielo y los brazos abiertos como queriendo abarcar las nubes. Un par de aviones franceses rayaron sus ojos sin llamar su atención. Después de unas horas, una mancha de tierra se extendió en el horizonte que tenía el color de los duraznos. Allí, a lo lejos, lo habían estado esperando desde los primeros rayos del día para verlo aparecer sobre la espuma. Pero a esa hora la luna ascendía acarreando la noche entre las nubes que se tornaban lilas, mientras en el cielo aparecían los primeros tintineos de los astros. Cuanto más se iba acercando, las olas aumentaban su tamaño, por lo que le era difícil mantener la misma posición. El pequeño Gasim se tambaleaba tanto que llegó el punto en que el agua le sumergió la pequeña carita y su cuerpo giró tres veces antes de encallar sobre la arena.

Por fin había llegado a la tierra prometida, dejando atrás sirenas, explosiones, sangre, muros destruidos, el terror como canto de cuna… pero demasiado tarde. Nadie lo esperaba, todos los camarógrafos ya habían levantado sus tripees y estaban de regreso en sus hoteles. El pequeño Gasim no sería trending topic esa semana; su imagen deforme, hinchada y pálida, no daría la vuelta al mundo ni provocaría señales de indignación en las pantallas y cafés de occidente. Lo único que haría sería permanecer ahí, en esa incómoda posición, junto a los otros cadáveres que esperaban ser recogidos, entre el clamor de las moscas y la oscura humedad de algas marinas.

 

Acerca14705763_10208597075108635_1893346154999796366_n el autor: Kevin Aragón nació en la CDMX en 1992; es estudiante de la carrera de Letras Hispánicas en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM y reportero cultural. Ha publicado reseñas, crónicas y notas periodísticas en la Gaceta de la UNAM y el Blog oficial de Difusión Cultural de UNAM, así como algunos cuentos en revistas electrónicas.

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