#EstimadoUsuario 1: Me tienes en tus manos

Some of them want to use you

Some of them want to get used by you

Some of them want to abuse you

Some of them want to be abused…

Sweet dreams are made of this

Who am I to disagree?

I travel the world

And the seven seas

Everybody’s looking for something

Eurythmics

Diría que me convertí en usuaria hace aproximadamente diez años y que mi historial comienza con la apertura de un correo electrónico. Inicialmente fue para recibir información mercantil de una tienda de artículos dirigidos a “chicas adolescentes”: maquillaje de colores pastel, lociones con brillantina y cremas de aroma frutal, diarios personales, amuletos de la amistad o para la buena suerte, espejos de diversos tamaños, ropa interior tradicional pero satinada, etcétera. La tienda, ubicada en una plaza comercial cercana a mi antigua casa, quebró no mucho tiempo después, pero en aquel momento yo ya había aprendido a sacar provecho de mi dirección de Hotmail, y también había cultivado cierto gusto por estar en contacto con empresas que parecían querer brindarme productos y servicios para mi placer.giphy

Durante la secundaria, después de asistir a clases, pasaba al menos dos horas en las salas de LatinChat o de Messenger. Solía estar junto a mi amiga y mi prima, con tres sillas frente a la PC, lejos de nuestros padres y de cualquier otro intruso que perturbara el espacio de privacidad que la actividad significó para nosotras cada vez. Nos escribíamos con otros chicos, siempre puertorriqueños o venezolanos o argentinos o mexicanos que, a juzgar por las fotos que nos enviaban, parecía que hubieran dado copy-paste a la foto de algún modelo de la revista . Y supuestamente nosotras tres, Paola, Ilse y yo, siempre conformábamos una sola mujer, de veintidós o veintitrés años, que invariablemente era invitada a describir su cuerpo de “mujer-latina”. Nosotras no nos considerábamos mentirosas, sólo éramos, a lo mucho, simuladoras. Participábamos de un juego en el que el acuerdo implícito era creer: creer que aquel que estaba del otro lado de la pantalla era (o podría ser) real. Creer que nosotras tres podríamos ser sólo una ¿mujer? O al menos, simular la imagen de mujer que el sitio en internet nos «invitaba» a ser.giphy1

Tras aquellas primeras experiencias compartidas, otras más vinieron vertiginosamente, aunque poco a poco comencé a vivirlas yo sola. MySpace, Hi5, Metroflog, Foroshispavista, Blogspot, Youtube. A este punto, ya me parecía arrobador ese mundo del que podías participar con sólo ofrecerles tu dirección electrónica y algunos otros datos de apariencia irrelevante como la edad, el género, la nacionalidad y un nombre que, la mayoría de las veces, podía ser el propio o el de algún otro que, finalmente, se terminaba portando con imaginación. Utilicé cerca de nueve o diez “seudónimos”, hasta estos últimos tiempos en que he decidido apropiarme de mi nombre. Soy Estéfany Villegas y supongo que, tras años de usar diversas cuentas en la web, ahora me veo como un personaje más definido, que puede resultar divertido y a veces, incluso, provechoso interpretar. Soy Estéfany Villegas dentro y fuera de la red: una usuaria de tiempo completo.

Señalo “usuaria” porque todavía quiero pensar que soy yo la principal beneficiada en el uso que hago de mis cuentas, aunque al tomar distancia me doy cuenta de que quizá me vendría mejor los nombres visible, translúcida[1]; medio de comunicación en potencia, punto de geolocalización, difusora de palabras, sensaciones, deseos, actitudes y valores; un banco de datos, cierto marco referencial de gustos y de algunos sueños que se codifican[2], en el lenguaje de la red. Usuario es un término que encuentro más convincente para hablar de ellos, los gigantes que globalizan tras alimentarse a través de nuestros dispositivos y de los que se tiene la impresión de que podrían estar todo el tiempo latentes: Google, Microsoft, Facebook, Yahoo, y aquellas empresas o programas que después de diez años en mi vida podrían saber más de mí que yo.

“Estimado usuario”, me tienes en tus manos.

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[1] Alberto Constante ha escrito un texto muy iluminador acerca de toda la estructura ocularcentrista que tiene el funcionamiento de la red, llamado “Deep web: entre lo público y lo privado. Las zonas profundas” en World Wide Web y la formación de la subjetividad, México, Afínita Editorial / UNAM, pp. 137-157.

[2] Lo marcado en cursivas es una cita casi textual del “Prólogo” al libro citado anteriormente, que elaboran Alberto Constante y Ramón Chaverry (p. 11).

Revista Primera PáginaAutor: Estéfany Villegas Estudié Lengua y Literaturas Hispánicas en la UNAM. Actualmente me interesa la literatura mexicana, el cine, los estudios sobre la subjetividad y la persona, así como la dimensión estética de redes sociales como Facebook, Instagram y YouTube. www.facebook.com/alguienparecidoaunaestefany
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