Star trek: Beyond y cincuenta años de una herencia tolerante

 

Son cincuenta años desde que la U.S.S Enterprise revoloteó por primera vez en un futuro distante. Esto coincide con el festejo una nueva entrega de la franquicia que ya tiene en su haber Star Trek (2009) y Star Trek: Into the Darkness (2013). Dos piezas de ciencia ficción contemporáneas a cargo de J.J Abrams: ya conocida mano negra detrás de varias películas del mismo género.

Tras haber participado en los dos filmes anteriores, J.J se retira para ceder el liderazgo de la Enterprise a una víctima del prejuicio por el currículo que le precede: Justin Lin; o aquella cabecilla a cargo de los enormísimos bodrios que conforman el negociazo que es Fast and Furious. La reacción popular a su incursión en el filme fue una comunidad trekkie incrédula y quejumbrosa ( me incluyo en este sector ) que, traicionando los principios de la Federación, nos dedicamos a lanzar una y mil pestes en internet juzgando al Taiwanés. Contrastante reacción sucede al escuchar los gritos de emoción ante la inmersión de un Simon Pegg no sólo como Montgomery Scott “Scotty” en la nave, sino ahora también en el departamento de guión creando expectativa por ser un exquisito escritor de comedia, fan empedernido de la serie y rostro popular entre el público objetivo.

Con este contraste de opiniones vemos hoy por hoy en salas y dos meses después de su estreno en E.U, Beyond: Respetuosa pieza cinematográfica, fiel a los principios de la serie original y propositiva a lo que el público actual exige de ella para su fácil digestión. Si bien sabemos que muchos elementos como el humor y el ritmo son preconcebidos en un texto bien elaborado, la dirección de Lin resulta también muy afortunada. Tenemos entonces una película de alguien que claramente hizo su tarea, al meter uno que otro elemento tangible de la serie original (sonidos, fotografías, estructura). Y también a la que remite el universo visual, como una fotografía alegórica a lo que solía ser el formato Star Trek por ahí de los setentas.

Si hay una clara distinción entre el universo Star Trek a otros que corresponden más hacia la fantasía e incluso el melodrama, es su estructura (casi de ensayo) al plantear problemáticas político/sociales so pretexto de la aventura espacial.

Si bien la serie no es para todos debido a su formato de larga charla política y a veces hasta filosófica ( como trekkie, admito que el formato es un gusto adquirido) , conviene tomar de él lo que más puede beneficiar a una trama dramática.

Dentro de estas largas charlas y situaciones, Star Trek mas allá de las predicciones tecnológicas, siempre mantuvo muy en lo alto un discurso incluyente y tolerante que son la base central de los principios de la Federación.

En este nuestro contexto anacrónico con hambre de retrospectiva social y el afán de olvidar todo lo que nos costaron las luchas del siglo XX, conviene aplaudir que piezas fílmicas aptas para todo público que, aparte de sus atributos estéticos, se esmeren por ofrecer un discurso social, en este caso un discurso anti-bélico sutil y encantador que necesita el público de hoy.

La tolerancia es parte de las premisas intrínsecas de Star Trek más fácil sería dejarles de lado, mientras que el retomarlo aún en una película con escenas de acción, resulta una decisión arriesgada que al primer cantinfleo pudiese haber llevado inmediatamente a una mala interpretación.

Lin, Doug, Pegg demás creativos y actores replantearon Star Trek para comunicar algo más allá del cine vistoso, además de estar meticulosamente armada y diseñada donde muchos elementos de la puesta en escena así como el uso de maquillaje y prostético por encima de la creación digital. nos dan la sensación de un cine de casa y con motivos a pesar de su origen comercial.

Nosotros los trekkies, grupo limitado de amantes de la serie Star Trek, tenemos nuestro cariño bien puesto en la franquicia. También conocemos todos los alcances que la serie y sus personajes pueden ofrecer. Personajes con dudas, pasiones, estrés, aburrimiento que existen aquí y en la inmensidad del universo. Es en esta entrega, siendo la primera del universo cinematográfico, dónde a pesar de los protagonismos y antagonismos existe el desarrollo de personaje necesario para coincidir en que todos tienen un objetivo común: descubrir nuevas formas de vida y nuevas civilizaciones, hasta alcanzar lugares donde nadie ha llegado antes.

 

Long live and prosper.

 

Adriana MaldonadoAutor: Adriana Maldonado Actual estudiante del Centro Universitario de Estudios Cinematográficos en el área de dirección artística .Ha publicado en la revista Punto de Partida de la UNAM y ahora, Primera Página. Forma parte del Taller de Dramaturgia de Gabriela Inclán.