Supervivencia mimética: Entrevista a Alberto Chimal

Este entrevista fue publicada originalmente en el número 5 de la Revista Primera Página, con línea temática de Muerte y Erotismo, publicado en memoria de Salvador Elizondo.

 

EPP: Editores Primera Página

AC: Alberto Chimal

 

EPP: ¿Cómo tratas la muerte y el erotismo en tu escritura

AC: Todos estamos conjugando esos dos impulsos en nuestra vida porque nuestro ser animal los tiene contrapuestos. Para algunos se manifiesta en el deseo de escapar a la muerte con la reproducción. Pero a la hora de escribir la cosa se vuelve compleja porque en el acto de escribir no se realizan esos impulsos; se transforman. Se le llama supervivencia mimética y no genética. Yo no sé si sea para tanto, pero en mi trabajo lo que sucede con esa dualidad es que se reviste de imaginación y poder. Tiene que ver, quizá, con el individuo y su enfrentamiento con el medio social; las minorías contra el poder. Ahí está la muerte y el deseo. El deseo es el acto creativo-imaginativo que representa la libertad de la conciencia individual contra las fuerzas que quieren normarnos.

EPP: Eros y Tánatos entonces, en tu literatura, no se presentan con la nitidez que nos referimos a ellos normalmente sino que se revisten de otra cosa.Y

AC: Ya que estamos en este punto me gustaría decir que no se trata del “credo liberal” donde el individuo mira por sí mismo y tiene la obligación moral de darle la espalda a la colectividad. Eso me parece monstruoso. Me refiero al ejercicio de imponerse sobre el otro. Siendo más preciso: la imposición de la minoría sobre la mayoría por un hecho fáctico.

 

EPP: ¿Eso es para ti la no muerte?

AC: Sí. Lo vemos hoy. Una gran cantidad de poderes fácticos están imponiendo la potestad sobre todos los demás, los que no tienen armas; los que no tienen dinero. Y los utilizan como herramientas para obtener más poder y más dinero. Luego los desechan. Esto destruye, con la muerte, a los que no son útiles. Esto lo vemos en esta sociedad híper capitalista.

Una gran cantidad de poderes fácticos están imponiendo la potestad sobre todos los demás, los que no tienen armas; los que no tienen dinero. Y los utilizan como herramientas para obtener más poder y más dinero. Luego los desechan.

EPP: ¿Y qué hay del erotismo?

AC: A mí me parece que el erotismo es una potenciación de la vida interior que permite la manifestación de sí misma; que permite exteriorizar esa interioridad. Es la manera de entendernos y reafirmarnos en relación con el mundo. No es sólo lo que está en la cabeza. En ese mínimo paso que se da del interior hacia afuera hay un acto político porque hay un reclamo del propio cuerpo. Lo dijo Paz y, antes, Sade “es un acto de libertad”.

EPP: ¿Cómo se relaciona todo esto con la literatura de imaginación?

AC: El término lo propuse para hacernos espacio porque el término “literatura fantástica” está secuestrado por una serie de autores que lo utilizan como una categoría mercantil muy estrecha. Se dice literatura fantástica y la gente piensa en Harry Potter y en varitas mágicas y dragones, lo cual habría sido ridículo para alguien como Borges que publicó una antología de literatura fantástica sin ninguno de estos estereotipos. No es un género de obras homogéneas sino la posibilidad del uso de la imaginación fantástica dentro o fuera de cualquier género preestablecido. Es ir más allá de las normas convencionales de referirse a “la realidad”. La pregunta es ¿de qué otras maneras es posible entender el mundo? En este sentido, el escritor imaginativo tiene la posibilidad de analizar la sociedad cambiante y, por medio de su escritura, tratar de proponer cómo será el colectivo futuro. Esto no es un pasatiempo intelectual. Hay ideas que han transformado la sociedad.

El término “literatura fantástica” está secuestrado por una serie de autores que lo utilizan como una categoría mercantil muy estrecha. Se dice literatura fantástica y la gente piensa en Harry Potter y en varitas mágicas y dragones, lo cual habría sido ridículo para alguien como Borges que publicó una antología de literatura fantástica sin ninguno de estos estereotipos.

EPP: ¿La escritura es entonces un agente de cambio más que un género?

AC: Sí. El género es una terminología muy limitada y obsoleta. Su único propósito es económico. Es un mote de exclusión. Pensando en la literatura mexicana la recepción que tienen ciertas obras que se llegan a etiquetar como fantásticas es mejor en razón del prestigio que posee el autor. Salvador Elizondo pudo escribir lo que escribió porque ya estaba dentro de una élite. Lo mismo pasa con el rescate de Tario; todo el tiempo se menciona su amistad con Octavio Paz porque era su vecino. Resulta más importante su vecindad con Paz que su escritura. En fin, es el reflejo del elitismo.

EPP: ¿Crees que el rescate de autores como Tario habla de una nueva recepción como la literatura de imaginación?

AC: Claro. Pero también hay gente que vivía trabajando nuevas formas en la imaginación. No se puede hablar de un conjunto homogéneo; eso me parece fantástico. Donde más interesante se está escribiendo no es dentro de los círculos de poder. Un ejemplo muy bueno es Loba de Verónica Murguía.

Revista Primera PáginaAutor: Revista Primera Página
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